AAEAAQAAAAAAAANDAAAAJDdlNTMwMDNhLTVhOGEtNGU0MS1hOGFjLTJiZGNjM2Q4MjdjNAEn esta última entrada sobre Liderazgo Informal voy a permitirme hablar desde la experiencia y expresar mis propias opiniones, sin aportar grandes marcos teóricos (que los hay) y sin citar a los ideólogos del liderazgo cuyas reflexiones ya han sido apuntadas en otros posts.

Y es que después de unos cuantos años trabajando con equipos, una incorpora algunas certezas que suelen repetirse invariablemente…

La primera certeza es que pensar un grupo como un elemento estático, susceptible de ser manejado y motivado a partir de la interacción con una sola persona que ha sido nombrada jefe, mando intermedio o coordinador (independientemente de que posea o no rasgos de líder), es una falacia que debemos erradicar desde ya en cualquier planteamiento de gestión de equipos.

Hay que tener en cuenta que esa máxima que reza que los seres humanos somos gregarios, es cierta.

La tendencia a la asociación es la base de la estructura social y es un patrón que se repite en cualquier entorno.

Sin embargo, obsérvese que digo estructura y no reunión, aglomeración o acúmulo de personas, eso significa que hablo de agrupaciones organizadas, con algún tipo de normalización en las relaciones intra grupo y con algún tipo de liderazgo reconocido por los miembros. Este detalle en gestión es fundamental y abre la puerta a una reflexión importantísima que es que una organización no es un acúmulo de personas, es la suma de todas ellas, entendiendo como suma el poner en valor lo que cada una aporta.tipillo

Por tanto, hay que interpretar a los grupos como elementos dinámicos con infinidad de interacciones entre sus miembros, cada uno de los cuales funciona como un vector de fuerza e información no siempre convergente. Una red, más o menos grande, por la que la información circula libremente, aunque con unas características y singularidades que le dan un cierto estilo propio, ese estilo que precisamente, suelen marcar los líderes informales.

El líder informal como conector

La pregunta es:

¿Cómo es posible que grupos compuestos por personas diferentes, con intereses particulares e individuales, en un momento dado tengan la capacidad para responder de forma espontánea casi al unísono ante determinadas situaciones?

La respuesta pasa por la interacción que se produce con los líderes informales que funcionan como auténticos conectores o switches de esa red, gestionando las emociones y los flujos de información que posee el grupo y consiguiendo la cohesión de la mayoría, de forma natural.

Esa o ese individuo al que todos miran de reojo cuando hay que tomar una decisión, al que se le permite o se le ofrece que hable en nombre del grupo, del que muchos apropian los comentarios u opiniones e incluso el estilo, en definitiva, la persona a la que de una forma espontánea y natural se considera referente dentro del grupo y a la que ese grupo elegiría para proyectar un mensaje o una imagen.

Ser la última en esta serie de posts, hace que la mayoría de ideas ya hayan sido expuestas, por lo que no me voy a repetir hablando de las características que suelen poseer ese tipo de personas (optimismo, positividad, seguridad, conocimientos, perseverancia, escucha activa, mirada franca, curiosidad, innovación y creatividad, etc, etc…), pero sí voy a poner el acento (una vez más) en la importancia estratégica de identificarlos y relacionarse con ellos.conscious_universe398_01

El líder informal como generador

Un líder informal, además del elemento cohesionador de un grupo o red, es un generador de opinión y un generador de cultura dentro del equipo, una capacidad nada despreciable.

Desde esta perspectiva, su incorporación al radar de cualquier gestor es fundamental. No sólo debemos identificarlos si no que debemos incorporarlos a los grupos de trabajo de una forma activa y, cuando esto no es posible, sentarse con ellos a escucharles, a valorar sus perspectivas y a conseguir alianzas para la difusión de mensajes que se consideren claves. No siempre se trata de alianzas y compromisos formales, a veces, un gesto de aproximación ya es suficiente para que el líder informal observe con curiosidad al formal y decida generar sinergias.

Una mala gestión de este tipo de relaciones (o simplemente la ausencia de ella), puede ser catastrófica y desembocar en la falta de compromiso de un equipo entero.

No son raras las ocasiones en las que el jefe o responsable se siente francamente amenazado por los líderes espontáneos, tanto por que las posiciones estén claramente enfrentadas, cómo porque sienta que el líder informal tiene mucho más ascendente sobre el grupo que él mismo.

En estos casos, cuanto más distanciadas están las posiciones o cuanto más nos interese vehiculizar determinados mensajes, más importante es para el líder formal sentarse a buscar puntos de encuentro, algo que sólo tendrá garantías de éxito si este posee habilidades para negociar, para controlar una situación 1:1 o para conseguir compromisos… pero todo eso probablemente sea materia para otra serie de posts: cómo se aprende a influir sobre los demás