A pesar de que el capítulo de personal es uno de los más elevados para las organizaciones sanitarias, debemos contemplar, que uno de los factores con mayor capacidad para elevar el gasto sanitario es la tecnología de alto coste. El uso de esta tecnología ha quedado fuera en muchas ocasiones de los análisis de coste, por su influencia en los procesos diagnósticos y terapéuticos, hecho que podría presentarse como gasto justificado.

Sin embargo, las innovaciones tecnológicas deben estar sujeta a análisis de coste y reposición por diversos motivos: 

  • La tecnología sanitaria en ocasiones no es tan eficaz como pudiera parecer de inicio.
  • La incorporación de la tecnología no se produce de la forma más adecuada. Frecuentemente las expectativas que se depositan en la efectividad de esta, son superiores a los resultados realmente obtenidos.
  • El coste de inversión no suele ser el problema. Siendo este reflejado a través de los costes de reposición y mantenimiento.
  • La velocidad a la que la tecnología sanitaria cambia, obliga análisis pormenorizados de cada uno de los elementos en los que estemos dispuestos a invertir.

Por este motivo, debiera establecerse un sistema de evaluación de la tecnología previa a su implantación. Este sistema de evaluación debería contemplar desde los costes hasta la preparación de los profesionales que deben enfrentarse a estos nuevos recursos tecnológicos. El objetivo, tratar de garantizar la mayor eficiencia económica previa a la inversión.

Si es verdad, que los intereses económicos son complejos cuando los principales interesados en las nuevas tecnologías son los pacientes. Por ello, al emprender la inversión tecnológica de un centro sanitario, los intereses de los profesionales sanitarios no deben prevalecer sobre los intereses de los pacientes. Es decir, el interés particular de un grupo de profesionales en una determinada innovación tecnológica, no debe prevalecer frente al beneficio de los pacientes.

Con las anteriores afirmaciones, nos estamos refiriendo a considerar profundamente los costes y beneficios que el uso de las nuevas tecnologías van a generar sobre la sociedad en general y sobre el propio paciente.