En ocasiones huir de la autocrítica es complicado, al menos tan complicado como ser autocríticos y autocomplacientes con nosotros mismos.
Sucede que la autocrítica puede ser confundida con «la autoflagelación» y el gusto extraño de los profesionales sanitarios por estar perpetuamente quejándonos, de nuestros jefes, de nuestros compañeros, de los usuarios, del sistema y hasta del amanecer.
Y puede ser hasta cierto que Enfermeras y Médicos en ocasiones damos la impresión de pasar de la zona de confort al llanto muy rápidamente y cuando esto te lo hace apreciar alguien que te mira desde fuera… cuanto menos párate a pensar y reflexionar.
Para no confundir estos términos conviene conocer en profundidad a las profesiones sanitarias y las peculiaridades intrínsecas que conforman cada uno de los grupos gremiales y que a veces por otra parte hacen tan complicada la convivencia de los unos con los otros.
Esta reflexión viene al hilo del artículo publicado hace unas fechas en redacción médica y que aconsejamos leer con detenimiento, a pesar de no estar de acuerdo en algunos de los términos del mismo, pero como todo en la vida es cuestión de la perspectiva y del ángulo con el que decidamos mirar la botella del ámbito sanitario.
El acto sanitario consiste en obtener «el producto» deseado de otra persona,según la Teoría de Philip Kotler que traído al acto médico o al proceso de cuidado enfermero debe contener:
- Al menos dos partes: en los nuestros las hay, al menos tres dado el triángulo que se establece entre profesional, paciente y las relaciones interdisciplinares con otros colectivos profesionales.
- Cada parte debe aportar valor en el acto para que se reconozca el interés.
- Sabiendo comunicar
- Y considerando adecuada la oferta a las demandas.
De donde parten nuestros principales errores:
- De nuestra orientación al paciente.
- De no conocer o comprender los objetivos que buscamos y que en ocasiones se convierte en algo más complejo que alcanzar el estado de equilibrio, la salud.
- De no comprender la relación y la importancia que tienen el resto de los actores intervinientes convirtiéndolos en una amaneza y que lleva de forma inexorable a poner en riesgo los equilibrios organizativos e institucionales.
- De no comprender la relación con el resto de nuestros Stakeholders, del entorno influyente en nuestras organizaciones.
- De la forma de abordar, las crísis y por tanto las oportunidades.
- De someter las estrategias y planificación a terceros intereses.
- De la falta de construcción de una verdadera cultura de cambio, evolución y generación de una adecuada imagen de marca.
- De la confusión en el empleo de las herramientas que se ponen a nuestra disposición.
Y por qué podemos considerar que se producen nuestros principales errores:
- Frecuentemente, por la falta de adecuación del conocimiento profesional de cada uno de nosotros y la falta de adecuación de éste a nuestros clientes, nuestros pacientes.
- Por la inadecuación de lo que el paciente espera y lo que esperamos los profesionales.
- Por la inadecuación de la calidad de servicio que otorgamos y que no debe basarse en nuestra visión si no en la del propio paciente.
- Por la inadecuación de nuestro componente comunicativo y la falta de generación de expectativas adecuadas y de la consecuente falta de cumplimiento de estas.
El último ángulo que nos gustaría tratar es la consideración de servicio, las profesiones sanitarias, somos profesiones de servicio con las características que ello comporta:
- Nuestros actos son intangibles, no se pueden almacenar ni acumular por tanto deben ser nuevamente generados y convenientemente actualizados.
- Nuestro acto es variable, no podemos ni debemos entregarle al usuario el mismo servicio, de ahí radica la primera complejidad de la tendencia actual a basar todo en guías, vías… etc. sin la adecuada observación de la evidencia.
- El acto sanitario y el consumo por parte de nuestros pacientes es consustancial, sin demanda no hay oferta, lo ofertado se consume en el mismo momento.
- Nuestros actos son perecederos, no puede mantenerse la organización con la producción de ayer, debe ser generada nuevamente, lo que implica la evolución y cambio que debe generarse en nuestro hacer.
De la zona de confort y otros lugares:
Después de esta larga reflexión, efectivamente debe llegar la necesidad a no mantenernos en esa zona de confort que parece a ojos vista y a nuestros propios ojos que nos hemos creado.
Con toda esta variabilidad expuesta, debemos comprender que frecuentemente hay que tomar decisiones arriesgadas, pensar y opinar diferente, alzar la voz, mirar con los mismos ojos que un niño mira permanentemente, de forma que continuamente descubre el mundo.
La zona de confort no propone riesgos y si errores que marcarán la diferencia entre una organización de éxito y otra paralizada.
Talento y ganas de salir fuera del área de confort es lo que sobra, impulsemoslo viendo y asumiendo el riesgo que comporta mantener una actitud creativa y proactiva, por tanto no penalicemos a los que deciden salir y ofrecernos una visión de un lugar desconocido.
Todos tenemos grandes enseñanzas de este tiempo de oportunidad, otra cosa es tener el poder ejecutorio de los cambios que nos falta a algunos.
Deja tu comentario
Debe iniciar sesión para escribir un comentario.