Cuál es el momento en el que se produce la desconexión del gestor, puede que sea una de las preguntas más interesantes que nos podemos hacer en el ámbito de la gestión sanitaria.
Es un fenómeno que es posible que se produzca poco a poco y de forma imperceptible, como paso a paso y con el transcurrir del tiempo se va produciendo esta separación del ámbito esencial de nuestro objeto como profesionales sanitarios.
Basta con escuchar en nuestro entorno, es frecuente oír como a tal o cual persona no se la reconoce desde que… promocionó, la ascendieron, etc.
Este es el primer y premonitorio síntoma de que la desconexión se está produciendo.
Es un hecho que es sufrido por todos los profesionales, independientemente de la profesión a la que inicialmente pertenezcamos y a la que solo regresamos en momentos de crisis ya sea esta:
- En el desempeño de nuestras funciones gestoras.
- Por cesación de los cargos gestores.
Es únicamente en estos momentos cuando retornamos o apelamos al resto del colectivo en busca de:
- Protección.
- Amparo.
- Y apoyo.
Es en estos momentos en los que volvemos recordar nuestra identidad, de donde veníamos, a a donde íbamos y a donde antes o después debíamos regresar.
Es entonces en el mejor de los casos cuando nos volvemos a recordar la esencia de nuestra profesión sanitaria, habitualmente médico o enfermera.
Y decimos en el mejor de los casos porque siempre hay un porcentaje de personas que se apartaron, que la desconexión fue de tal dimensión que olvidaron por completo la esencia que les hizo iniciar su andadura profesional como médicos o enfermeras (nombro a estos porque son los más frecuentes).
En nuestra experiencia, no conocemos a nadie que haya conseguido librarse de esta desconexión, ocupen el lugar que ocupen dentro de los organigramas de nuestras instituciones, mandos intermedios o alta dirección.
La desconexión se produce y debemos reconocerla cuando:
- Algunos de los problemas asistenciales no llegamos a comprenderlos.
- Olvidamos el sentimiento de las personas que están en primera linea junto al enfermo.
- Cuando minusvaloramos internamente ( no sirven nuestras manifestaciones públicas) el esfuerzo y sobrecarga de lo asistencial.
- Cuando olvidamos la importancia del equilibrio de los grupos de trabajo y nos sorprendemos con una mueca despectiva a esto.
- Cuando no reconocemos a los líderes informales y asistenciales o del cuidado.
- Cuando olvidamos la propia estructura física de nuestra organización también.
- Y cuando culpamos de las fallas de la estrategia y objetivos institucionales a los compañeros «de la asistencial».
Es probable que en el caso de los mandos intermedios, por la propia peculiaridad de estos puestos que son como en algunas ocasiones hemos hemos hablado el queso del sandwich, algunos puedan pensar que siguen haciendo labores asistenciales y que la desconexión del gestor no les/nos afecta por tanto, en mi opinión no sirve dado que nos vamos quedando solo con las que nos producen placer, las que nos hacen olvidar el propio aislamiento y soledad de este tipo de cargos.
Y no sirve porque desde una concepción integral de la profesión sanitaria solo sirve esto, la contemplación del todo integral y no el aislamiento en alguna de las partes.
¿Y que podemos hacer frente a esto?
Pues aplicar al ámbito del gestor sanitario el concepto de
Activación
La activación del gestor surge cuando rompe con las barreras primero físicas, las de las mesas y las puertas de los despachos y después las de las distancias con el resto del equipo de trabajo, incluyendo en este apartado al propio equipo directivo, núcleo directivo y mandos intermedios, si estamos hablando de alta dirección y si hablamos de mandos intermedios, salir y mirar a los ojos a nuestros compañeros de equipo, unidad o servicio y lo que es más importante a los de los pacientes que se encuentran allí.
La activación consiste en tener una conducta anticipatoría de la organización, con esto estamos tratando de huir del concepto de zona de confort, que tantas y tantas lineas dedicamos.
La activación consiste en salir a pulsar los problemas que se encuentran detrás de cada esquina y cada rincón de nuestras organizaciones, no esperar a que nos lleguen.
La costumbre o cultura del mejor problema es el que no llega, solo nos debe de recordar a la fábula del rey desnudo.
Los problemas, están nos lleguen o no, es por ello que como gestores sanitarios activados debemos ser proactivos con los problemas, no esquivos.
Los gestores activados recorren su organización, hablando, comunicando, compartiendo, debatiendo, haciendo frente a todos y cada uno de los acontecimientos.
No hay problemas pequeños o grandes, o los hay o no los hay.
Los gestores activados, toman decisiones cuando y donde hace falta, asumen responsabilidades y arriesgan siempre en beneficio y al servicio de la institución y de los ciudadanos.
Los gestores activados, levantan la mano y proponen alternativas constructivas y de futuro.
A los gestores activados no les importa el error, lo asumen y lo utilizan como elemento de mejora y crecimiento, como camino a la excelencia, utilizan el error como parte inherente del éxito.
Ser un gestor activado, no es fácil, no asegura la pervivencia directiva, ni de liderazgo, pero si asegura que no se produzca la desconexión con el origen y objetivo básico profesional.
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