Al empezar una entrada como la que pretendemos para esta semana, merece la pena empezar por los significados.
Dice la RAE que irreverencia es: la falta de reverencia o un dicho o hecho irreverente.
Si nos vamos a irreverente, la RAE nos dice que es: falta de reverencia o respeto debido.
Como al descubrir esto no nos quedamos ni tranquilos ni conformes con el significado que la RAE nos da, seguimos la búsqueda a través de Reverencia para encontrarnos:
- Respeto o veneración que tiene alguien a otra persona.
- Inclinación del cuerpo en señal de respeto o veneración.
Tratamiento que se da a los religiosos condecorados o de cierta dignidad.
Desechada la tercera, básicamente porque no viene al caso, la palabra reverencia nos lleva a la palabra veneración que nos lleva por la senda de «Dar culto…» «Respetar en sumo grado…»
Y seguimos no estando de acuerdo dado que traído al campo de la salud, del liderazgo, de la cultura organizativa, de la innovación y los cambios, la reverencia y veneración nos lleva por la senda de la pleitesia,de la obediencia debida, y de la sumisión, de idolatrar y elevar a los altares a las personas que nos dirigen como seres impuestos de una sabiduría extrema (que si es verdad que en ocasiones es así…).
¿Qué organización crece bajo estos parámetros?
Este tipo de cultura organizativa por tanto está contrapuesta a la cultura de lo innovador, de las ideas e igualmente contrapuesto con un estilo de liderazgo participativo, integrador.
Escuchamos en una ocasión que, «la reverencia se practica desde la autoridad».
¿Dónde queda por tanto aquí el pensamiento crítico?
¿Dónde queda el pensamiento diferente?, disruptivo, del cambio y del avance en busca de nuevos caminos que nos lleven a la consecución del éxito, de las metas y objetivos, siendo esta la excelencia de servicio, de la prestación de cuidados.
Esta senda nos conduce por el siempre se hizo así y por las formulas que ya se han demostrado fracasadas.
Es aquí donde al estilo de nuestro amigo Chema Cepeda (@chemacepeda) y su concepto de Hacker, concepto que nosotros ya hemos adoptado y practicamos sintiéndonos hackers, queremos darle la vuelta a la
irreverencia.
La irreverencia debe salir de ser un concepto denostado y peyorativo para pasar al campo del pensamiento crítico, de las personas que muestran interés por afrontar los problemas, que toman decisiones y arriesgan en busca de las mejoras.
Ser irreverente debe ser sinónimo por tanto de pensamiento constructivo y crítico con los actuales status quo que nos rigen, pero alejados de la falta de respeto entregando a nuestras organizaciones alternativas en lugar de sumisión.
Ser irreverente es aportar ideas, pensamientos y acciones diferentes a los que aportan la mayoría, al más puro estilo de aquella campaña de contratación que el gigante innovador sueco IKEA practicó…
» ….Porque piensas diferente….»
Y no debemos confundir, deslealtad con los equipos de trabajo y con falta de sentido de pertenencia, a las miradas diferentes, las propuestas diferentes, la acción frente a la pasividad.
Debemos reflexionar y saber que las personas de nuestras organizaciones tienden a actuar y comportarse de la misma forma que perciben en nuestro entorno, de ahí que haya que tener extremo cuidado con el estilo que elegimos para dirigir a nuestra organización y a las personas que lo integran…. baste mencionar como ejemplo esa fabula «La fabula del rey desnudo» que todos escuchamos de J. Christian Andersen
Las revoluciones, los cambios y los avances a lo largo de la historia han surgido de este perfil de personas y no de los pasivos.
Insistimos otra cosa bien diferente es que los cambios no nos vengan bien porque el cambio ponga en peligro las actuales conformaciones y nuestro lugar en el mundo.
Los que integramos las organizaciones sanitarias tenemos profesiones de servicio, si anteponemos nuestros intereses particulares, poco servicio ofrecemos.
Si nos dedicamos a mirarnos y decirnos «Que hago yo, que haces tú…. y cómo nos repartimos las medallas» a pocos lugares llevaremos la organización, salvo a bloquear los avances que surjan fuera de estos bis a bis.
No olvidemos aquel dicho que viene de «El arte de la guerra»: mantén a tus amigos cerca…. los mayores enemigos del pensamiento disruptivo e innovador que apuesta por el progreso de nuestras instituciones está dentro de ellas, está en esa masa amorfa que sigue el pensamiento oficialista, las organizaciones premian a todos aquellos que luchan por mantener el «status quo» no a aquellos que luchan por que estas avancen.
Sumemonos a organizaciones basadas en el pensamiento crítico, generemos organizaciones que luchen por las ideas y la creatividad sin miedo a fallar y a la comisión de errores asumiéndolos como parte del éxito aunque esto supone que muchos te van a mirar con recelos.
Como dijo un gran odiado:
Si alguien no te detesta, es que algo no estás haciendo bien
Es duro, ofrecer alternativas ajenas al pensamiento oficial, los calificativos desagradables se multiplicaran y las acusaciones estarán a la vuelta de cada esquina en la que gires.
La cultura de lo irreverente, es la cultura de la propuesta, de la generación de alternativas, de sumar, del trabajo y esfuerzo, de no tener miedo a fallar, de no seguir el pensamiento de la masa cómodamente.
Sumemos a la cultura de lo irreverente.
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