¿Alguien ha pensado alguna vez la cantidad de cosas que nos van sucediendo a lo largo de los días que componen cada semana?
Seguro que si, y con esa reflexión seguro que casi todos nos daremos cuenta que en el discurrir de cada uno de los siete días suceden cosas buenas para recordar y malas para no olvidar y aprender.
La comunicación es un arte, un arte complejo y que pocos dominan a la perfección y al que todos sin embargo apelamos como solución a cada uno de los problemas que nos suceden.
Y esto estaría, bien si dejáramos en un porcentaje elevado de ocasiones de utilizarlo de muletilla para establecer un punto y seguido de forma que todo siga igual.
Tenemos que hablar más, tenemos que comunicarnos más para que no nos suceda esto y aquello.
Por supuesto, que la esencia de estas palabras tienen un correcto significado, por supuesto que si todos nos comunicamos más evitamos, problemas, conflictos y mal entendidos.
El problema viene cuando decimos «tenemos que hablar más entre nosotros», para camuflar errores de bulto en nuestros equipos de trabajo o relaciones multidisciplinares.
El problema sobreviene, cuando nos decimos esto para recuperar la confianza perdida, a sabiendas que en el ámbito sanitario la confianza es un factor básico que sustenta el correcto equilibrio del sistema.
Confianza:
- En la relación paciente-enfermera, si nuestros pacientes no confían en el la relación que establecen con las enfermeras con respecto a sus cuidados, no vamos a demasiados sitios.(ídem para el resto de profesionales).
- En la relación médico-enfermera, si no confiamos en la necesidad de colaboración y la importancia mutua con respecto a la atención sanitaria, a pocos sitios iremos también, con el agravante de que en este caso hay daños colaterales.
Estamos en un momento, en el que debiéramos mirarnos a los ojos los distintos colectivos profesionales y decirnos de verdad y sinceramente, nos necesitamos en bien de nuestros pacientes.
Y no limitarnos a decir, que «gran, importante e imprescindible trabajo hacéis las enfermeras», «vuestro trabajo es el más importante ante esta y aquella patología»…. y que todo quede en el más puro arte amatorio de un Don Juan de extrarradio.
Sería mucho más honesto decir lo que necesitamos, sabiendo que nos van a pedir algo a cambio, se negocia por el bien común, del paciente y de la institución, y a trabajar.
Pero no, pedimos pretendemos cosas, nos adulamos, para que todo siga igual.
Honestidad:
Parece que no hemos aprendido nada, el ser honestos, es otra parte básica de nuestras relaciones profesionales e interprofesionales.
Todo se vuelve más sencillo si nos decimos franca y sinceramente las necesidades, objetivos, estrategias y sin embargo, seguimos cambiando los acentos con la pretensión no solo de que nada cambie si no con ánimo de seguir gozando de una posición preferente.
En el mundo sanitario, nadie más que el paciente debiera ocupar una posición preferente y hasta de superioridad.
Efectivamente, el status quo debe cambiar, y antes o después lo va a hacer, de una forma u otra nuestros pacientes lo van a conseguir.
Van a conseguir intervenir realmente sobre sus procesos y lo que es más importante van a lograr tomar decisiones.
Esto no significa que vayan a conseguir un TAC si realmente no lo necesitan para su patología, con la comunicación eficaz se consigue, con la afirmación «los pacientes no quieren decidir» y «los pacientes no van a decirme lo que tengo que hacer, con los años que llevo estudiando», es luchar porque el mundo siga caminando de la misma forma.
Por otra parte debemo
Actuando con honestidad, mejora la confianza, el liderazgo y la comunicación con todos los que nos rodean, ayuda a la motivación y al compromiso y por ende a crear el tan necesario sentido de pertenencia.
Con ausencia de este factor es imposible que nadie esté leyendo la misma página del libro.
El juego de las estrategias o el arte de que todo siga igual
Evidentemente, todos tenemos y necesitamos estrategias de afrontamiento ante los nuevos cambios, retos u objetivos.
Pero no es casual que para llegar a este punto hayamos reflexionado sobre honestidad y confianza.
Cualquier estrategia de implementación debe estar provista de honestidad y confianza, de lo contrario estaríamos haciendo bueno aquello de que «el fin justifica los medios».
Cualquier invitación a la participación, la estrategia para lograr la colaboración no debe convertirse en un juego de cartas marcadas, en el que hagas lo que hagas pierdes.
La estrategia para conseguir las cosas cambien, deben contener cambios reales, si dices que el trabajo de la enfermera es fundamental, no le marques las cartas y deja que juegue en la posición que dices que debe ocupar sin cartas marcadas, ni barreras de ningún tipo.
Levántate, súbete a tu silla y mira el mundo desde allí.
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