Gestionar la crítica es un aspecto importante y con un amplio margen de mejora en las organizaciones sanitarias. Así cuando recibimos una crítica, tendemos a sentirnos aludidos, atacados, ofendidos, siempre de manera injusta y desproporcionada. Sin embargo, lo que fundamentalmente se hiere con una crítica es el ego de las personas, a nadie le gusta que se remarque algún aspecto negativo de nuestra conducta o de nuestro trabajo.
En este sentido, el ego es uno de los factores que nos pueden conducir a tomar las decisiones más equivocadas y erróneas. Además esto es un riesgo que se agudiza de forma peligrosa cuando tenemos una posición de gestor de equipo, así solemos encajar bastante mal que uno de los miembros del equipo que dirigimos realice una crítica debido al sentimiento jerárquico que en sí es otro error como bien nos explican las teorías del liderazgo transformador. Asimismo, estas teorías vienen a reseñar como las personas tratamos de esconder, ocultar o borrar todo aquello que nos hace quedar mal o habla mal de nosotros.
Otro aspecto a remarcar es la distinción entre los distintos tipos de críticas que existen:
- Las basadas en una opinión. Esta es una de las críticas más usuales que se realizan en el entorno sanitario. Así solemos criticar las acciones de los demás basados en nuestra propia impresión. Es fundamental ser conocedores de este aspecto, frecuentemente otra opinión no es un ataque sino una visión diferente de las cosas.
- Las basadas en los valores. En otras ocasiones las críticas vienen representadas por diferencias en la escala de valores que otorgamos a las cosas. De esta forma y en lo referente al plano gestor, unos fijan su atención en aspectos más normativos y formales, otros fijan su atención más en aspectos técnicos, otros en aspectos éticos y otros en aspectos de gestión y manejo del grupo.
- Las intergrupales. Son una de las más difíciles de gestionar cuando ocupamos un puesto de gestión. De esta manera, solemos aceptar la crítica cuando esta proviene de alguien al que reconocemos como un superior jerárquico y por otra parte, solemos rechazar frontalmente aquellas que provienen de alguien al que reconocemos en un plano inferior a la posición que nosotros ocupamos.
Cabe señalar también que, escapar del ego, la frustración y la ira que sentimos cuando otras personas nos critican o cuestionan es un acto muy complejo, pero si que podemos fijarnos en lo que Goleman nos dice para tratar de gestionar la crítica. Así, la crítica no ha de ser tomada como un ataque personal. Además cuando alguien nos crítica nos está dando una información valiosa para nuestro personal análisis, en este sentido una vez realizado el ejercicio pertinente de autocompasión e ira hacia la persona(s) que nos critica(n), debemos repasar paso a paso esta crítica y tratar de analizar el motivo y aprovecharlo como elemento de conocimiento y mejora. También hay que tomar en consideración que una crítica no es un argumento para enfrentarnos a la persona sino todo lo contrario, tiene que servir para mejorar el conocimiento y comprensión de quien nos critica. En este sentido, debemos saber que la confrontación evidente con quien nos critica puede suponer la propagación al resto del equipo de trabajo y con ello la desestabilización general.
Para concluir, citar una frase de un artículo de este blog en el que nos referíamos a la gestión de la crítica: «No es posible eliminar las críticas por tanto lo que debemos hacer es aprender a gestionarlas».
No olvides dar las gracias cada vez que recibas una crítica.
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