La gran mayoría de las personas mayores quieren seguir viviendo en el entorno donde residen. Así, la residencia en su domicilio habitual, se relaciona con un mayor nivel de independencia para la realización de las actividades de la vida diaria durante el proceso de envejecimiento (Chin & Quine,2012). De esta forma los profesionales y gestores del ámbito sanitario debieran no solo diseñar sus estrategias sino lo que es más importante, trabajar para conseguirlas. Y todo esto, bajo la premisa de que el mejor cuidado es el que se presta basado en el conocimiento.

Como resultado de lo anterior, debemos mencionar la atención centrada en la persona, para decir que, si en primer lugar enlazamos la idea expuesta anteriormente y la relacionamos con este concepto, el resultado obtenido, deben ser nuestros objetivos a lograr. Cierto es que la atención centrada en la persona, supone un cambio de cultura sobretodo para los profesionales sanitarios y también para las personas (McCanceb& McCormack, 2006). Y esto es así a pesar de que a priori pueda llamarnos la atención una afirmación semejante. 

Además, debemos pensar que el mayor riesgo de soledad de las personas mayores, surge proveniente de la despersonalización y del aislamiento social. De forma que la mención de esta idea debiera llevarnos a la reflexión y al cambio, dada la relación existente entre la soledad y la perdida de capacidades para la realización de una vida autónoma y saludable.

El sistema sanitario y envejecimiento

Por otra parte, cuando pensamos en las características de los sistemas de salud, una de las conclusiones a las que llegamos es que estos, son un complejo compendio de unidades organizacionales que deben funcionar de forma sincrónica para alcanzar los objetivos establecidos. Ya que organizaciones compuestas de personas, vienen a ser diferentes unidades de pensamiento, conocimiento, orientación y motivación que deben ser organizadas entorno a una estructura de nivel superior, que a su vez debe de funcionar de forma coordinada y organizada con otras estructuras diferentes.

Asimismo otra de las dificultades que presentan las organizaciones sanitarias, son la diversidad de culturas que la conforman. Así, en una misma organización vemos distintas culturas de nivel micro que a su vez están integradas en culturas organizacionales de nivel macro. Esto conduce a que cualquier cambio, debe ser realizado e interiorizado en todos los niveles de la estructura sanitaria. Por tanto y siguiendo a Lewin (1951) para conseguir los cambios pretendidos en las organizaciones sanitarias, debemos trabajar en todos los distintos ámbitos que las componen. Al mismo tiempo debemos saber que para conseguir un cambio, primero debemos reconocer y establecer la necesidad del cambio haciendo participes a los profesionales de esta necesidad. Seguidamente, debemos trabajar por el establecimiento de la nueva orientación. Y por último, fijar los nuevos conceptos y formas de entendimiento. 

Procesos y Claves

Y esto, debe ser entendido como un proceso secuencial y de comunicación. De forma que el cambio, no se realizará si las estrategias sobre la gestión del envejecimiento en la esfera sanitaria, no se realizan en todos los planos de la organización. Lugar donde el compromiso, nivel y capacidades de los gestores sanitarios juega un papel crucial para pasar de la teoría a la práctica y donde la capacidad para el trabajo en equipo con orientación multiprofesional cobra una dimensión tal que, la diferencia entre el éxito o fracaso de  estas estrategias reside en la capacidad de orientar a todas las personas de los diferentes niveles de la organización en torno a estos planes y objetivos (Stanner, 2009).

Por otra parte, la visión acerca del lugar al que se tiene que dirigir el sistema sanitario, ya está creada. De forma que, todos sabemos hacia el lugar al que nos debemos dirigir para lograr las estrategias claves en este tiempo, la cronicidad, la dependencia y la atención centrada en la persona. En este sentido, debemos entender que si toda la planificación y diseño estratégico está establecido, lo que falta es la implementación práctica de todos ellos. Lo que falta son los profesionales centrados en esta estrategia.

Gestores y liderazgo

En este momento, es cuando los gestores de nivel meso y micro cobran una especial relevancia y se convierten en el principal factor de éxito para la consecución de los objetivos. Dado que son estos, los que se encuentran en contacto con los profesionales asistenciales y con los usuarios del sistema sanitario. De forma que, esto les otorga el conocimiento acerca de los principales factores de motivación de todos ellos para conseguir una actitud proactiva para el cuidado y promoción de la salud, en este caso de los crónicos y dependientes.

Para concluir debemos mencionar la importancia que cobran liderazgos visibles en la organización, donde la capacidad de crear y comunicar una visión compartida y gestionar de forma adecuada la comunicación y las necesidades de la población marcará la diferencia entre la teoría y la práctica.

Bibliografía citada o sugerida

Chin L & Quine S (2012) Common factors that enhance the quality of life for women living in their own homes or in aged care facilities. Journal of Women and Aging 24, 269–279.

Lewin K (1951) Field Theory in Social Science: Selected Theoretical Papers. Harper & Brothers, New York, NY.

McCance T & McCormack B (2006) Development of a framwork for person-centred nursing. Journal of Advanced Nursing 56, 472–479

Stanner S (2009) Healthy ageing: the role of nutrition and lifestyle. Nursing Residential Care 11, 239, 241–242.