A menos que creas
en ti mismo, nadie lo hará.
J.Rockefeller
Somos los centros sanitarios centros de alta tecnología les pese a quienes les pese. Solo basta mirar la cantidad de “cacharritos” que transitan por todas las unidades de hospitales, centros de salud, ect. Nuestra puesta en valor actual contiene altas dosis de tecnología.
¡En mi centro no!…
¿seguro?
Realmente, no queremos hablar esta semana si en tu lugar de trabajo hay más o menos tecnología, o si tu estás más a favor o en contra.La salud y el cuidado van de la mano de las personas a las que diariamente atendemos, y esto va desde la necesidad de ordenadores, localizadores de personas mayores, escáners, tomógrafos y como vemos los últimos días hasta determinadores de glucemias a 60 euros… hasta los pequeños gestos.
Esta es la realidad sanitaria que ha llegado y que no va a marcharse. Y está bien, tanto para a los que trabajamos en salud como para los que necesitan de nuestros servicios profesionales.
Existen a nuestro entender tres problemas muy básicos:
- Pensar que la tecnología es un todo en lugar de una herramienta útil.
- Olvidar que lo verdaderamente importante son las personas, los que conformamos las organizaciones sanitarias.
- La brecha tecnológica.
Convivimos en los centros sanitarios con personas que no quieren la tecnología y harán cualquier cosa para huir de ella, sin ver que su ejercicio profesional es en el presente y no en el pasado. Y es comprensible, cada año que pasa para cada uno de nosotros, resulta más complicado cambiar uno de nuestros hábitos. De ahí que muchos prefieran seguir haciendo las cosas al modo “tradicional” , se agobian y ponen nerviosos pensando en hacer las cosas de un modo diferente a pesar de que les demuestres que hay modos más eficientes de realizar el trabajo.
Por contra hay profesionales que quieren tecnología cuanto más mejor, que es una forma de perder el sentido de la realidad como la de aquellos que reniegan de ella. Nos peleamos, por comprar esa tecnología, por quién y dónde vamos a realizar la formación para manejar los artefactos tecnológicos. Y pocas veces les escuchamos: “¿En qué beneficia esto a Nuestros usuarios?”, “¿Que ganan nuestros usuarios si manejamos esta tecnología?”, “¿Cómo revierte mis competencias adquiridas en el paciente?”
¿Dónde está el foco?
El foco está en la razón, en el equilibrio.
El foco está en hacer las cosas más simples y sencillas.
Desde los gestores, que al final son los que autorizan el nuevo proceso desde la adquisición hasta la aplicación en forma de terapia, técnica, recurso, etc.
El foco está en las personas.
El foco está en lo pequeño.
Centrarnos en pequeños cambios, pequeños avances, pequeñas innovaciones frecuentemente provocan grandes pasos, grandes avances.
La comunicación de nuestra organización no mejora por aumentar el tamaño del servidor de correo electrónico para que podamos almacenar más.
La comunicación de la organización mejora por analizar la estructura de nuestra comunicación interna (más profesional) y externa (más hacia nuestros stakeholders), viendo que podemos eliminar o añadir para convertirla en realmente eficiente para los objetivos de la organización o si queremos para caminar realmente hacia la consecución de eso que todos definimos ahora en nuestros centros:
[qodef_blockquote text=»Misión, visión y valores.» title_tag=»h2″ width=»»][qodef_dropcaps type=»normal» color=»#fffff» background_color=»#000066″][/qodef_dropcaps]No olvidemos que en estos tiempos, también son tiempos de lo pequeño, de hacer más con menos y donde el talento de las personas, las pequeñas soluciones que aporten las personas serán las que provoquen los grandes avances para la gestión del proceso sanitario.
Planificación medida
Cuando pensamos en la estructura de nuestros centros, debemos observar como podemos realizar una planificación sencilla y entendible.
Cuando nos centramos en grandes planes, lo más probable es que se produzca una falta de entendimiento en el nivel operativo, si esto se produce, el fracaso es seguro.
Los planes deben realizarse pequeños, a escala y continuos.
Pequeño por tanto, no solo se refiere al tamaño si no que más bien se refiere a la complejidad de lo que hacemos.
Ya, que el apalancamiento tiene una exposición al riesgo, pero no mayor que otras formulas que utilizamos diariamente.
“El hacer” diario
Lo que hacemos diariamente es lo que realmente tiene valor.
Lo que hacemos diariamente es lo que marca la diferencia entre las organizaciones tanto en su gestión como en sus resultados finales como servicio al usuario.
Los pequeños gestos, las pequeñas actividades, pequeños hábitos en continua evolución son los que facilitan la consecución de los resultados mejores y más adecuados.
[qodef_blockquote text=»El pequeño gesto de lavarnos las manos, ¿qué produce?» title_tag=»h2″ width=»»]Pequeños hábitos como el trabajo en equipo es lo que genera que los resultados conjuntos sean infinitamente mejores que los conseguidos de forma individual.
En consecuencia, es posible que sea más eficiente para la organización y para el usuario invertir en conseguir adecuados hábitos de equipo, de equipos reales, que en otras infinitamente más caras cosas.
Es humano desde el punto de vista gestor, pensar más en una única gran solución, que en pequeñas soluciones que necesitarán de tiempo y el efecto sumatorio para conseguir resultados.
Los hábitos cuesta establecerlos, hábitos en continua evolución, pero cuando se consiguen nada se podrá poner por delante en la consecución de sus resultados.
Por tanto desechemos dos ideas:
- Pequeño no es inmovilismo, ni de gestión ni de linea operativa.
- Pequeño no significa solución pequeña.
El talento de las personas es la clave y la solución.
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