volarHay días que comienzan de forma precipitada, hay días que comienzan de manera rápida como si fuéramos a tener menos de 24 horas y hay días que comienzan de una forma más lenta, hasta para disfrutar de un pequeña lectura frente a una taza de café antes de comenzar la jornada laboral.

Hoy es uno de esos días en los que podemos empezar leyendo una pequeña parábola:

El águila que creía ser gallina.

La historia relata como un águila, uno de los animales más majestuosos de la naturaleza y por azares del destino termina criándose  en un gallinero y con sus particulares  habitantes.

Después de pasado un tiempo el águila olvidó, fruto de su integración en el grupo de referencia, su naturaleza y esencia vital.

Lo olvidó de tal modo que hasta olvidó volar.

Un día un visitante contempló el gallinero estupefacto y no pudo por menos que hacer observar al dueño del gallinero los motivos por los que uno de los animales más impresionantes y bellos vivía y se comportaba como una gallina más de aquel gallinero.

El dueño del gallinero le contó la historia de como rescató a un águila pequeña herida a la que curó y posteriormente cuidó con mucho esfuerzo en el gallinero y a la que a pesar de haber puesto en libertad (abriéndole la puerta del gallinero) nunca quiso salir ni volar, hasta la arrojó de un tejado hiriéndose el animal en la pata.gallinero

El visitante convenció al dueño del gallinero en intentar una vez más hacer que el águila recobrase su razón de ser y desarrollase en función de sus características.

Tras varios intentos infructuosos, en los que el águila víctima de su inseguridad, tras los daños pasados, el visitante decidió llevar al águila a la cima de una montaña al momento del amanecer.

El visitante del gallinero elevó al bello animal haciendole mirar los primeros rayos de sol y susurrándole al oído:

«Tu eres águila, naciste para gobernar el cielo, abre tus alas y vuela».

Sorprendentemente el águila batió sus alas con grandeza y voló en dirección de esos primeros rayos de sol.

Si nos paramos a reflexionar entorno a este bello cuento y volvemos la mirada hacia nuestro entorno laboral enfermero, es posible que encontremos similitudes, que encontremos argumentos para que nos sintamos identificados con ese águila en el gallinero.

La enfermería como colectivo, tradicionalmente ha vivido encorsetada en unos parámetros, bajo unas férreas directrices fruto de la histórica orientación tanto de los centros sanitarios como de la tradición preponderante enfermera donde la sumisión y obediencia eran las competencias y virtudes fundamentales a desarrollar.

Tanto tiempo hemos pasado bajo estas circunstancias que hasta se nos olvidó que podemos volar, que como garantes de uno de los más bellos oficios, el cuidar, nos tornamos en gallinas, en ejecutores de «tareas» muchas veces alejadas de nuestra esencia y naturaleza.

De quién es responsabilidad

En esta sociedad en la que vivimos y en la que vivimos permanentemente echándole la culpa al de enfrente, la enfermería muchas veces hacemos lo mismo, cuando no es el consejo, es la administración, cuando no el sindicato de turno… ¿pero se nos olvidó volar, se nos olvidó nuestra esencia y personal responsabilidad?

Bien es cierto que en los problemas de la enfermería subsisten una amalgama de factores que nos impiden volar, que hacen que pensemos que ni sabemos ni podemos volar, que podemos desarrollarnos y crecer como profesionales orientados a la salud y al cuidado de las personas.

Responsabilidad tiene y mucha la enfermera en esta situación donde a veces nos resulta más sencillo adaptarnos a las directrices de otros profesionales y vivir bajo la seguridad que da «el gallinero» y ser buena enfermera en función de los parámetros dictados por estos segundos o terceros profesionales pero alejados de nuestra naturaleza real.

Responsabilidad tiene y mucha tiene el médico, preocupado más en impedir el desarrollo profesional de otra disciplina sanitaria bajo el juicio y prejuicio de que «vienen para quitarnos cosas, vienen para robarnos nuestro sitio y prestigio», con la ceguera que da vivir en «el gallinero» y no ver que una buena enfermera, una buena profesional del cuidado hará mejor la labor global de los profesionales centrados en la salud y el cuidado de la población.

Responsabilidad y mucha tienen los gestores sanitarios, tanto los integrantes de la alta dirección de los centros como los que ocupan los ordenes jerárquicos más elevados en los servicios de salud.

En estos lugares se hace frecuentemente uso del principio de Dilbert, donde poner junto a nosotros a los peores no hará sino hacernos parecer mejores.

Gran error por supuesto.

…Y si no pensad cuantas personas realmente se preocupan en rodearse de los mejores…

Otro principio usado frecuentemente es el principio de Peter, una persona que realiza bien su trabajo es elevada a un nivel jerárquico superior.

Gran error nuevamente, una buena enfermera en el cuidado directo puede que no sea la mejor gestora de la unidad, un buen médico puede que no sea el más indicado para gestionar y dirigir UGC, centros hospitalarios,ect.

aguila-real….Pensad nuevamente (y para no hablar de otras profesiones) cuantas buenas enfermeras son promocionadas a pesar de que no saben muy bien cual es lugar al que quieren dirigir a sus grupos de trabajo,  ni los pasos a seguir.

En el mundo de hoy todo debe estar diseñado para que las águilas puedan volar en el ecosistema para el que están preparados.

En el mundo de hoy todos debemos ser y sentirnos responsables de que no haya águilas en nuestro gallinero.

En el mundo de hoy los gestores deben ser responsables de crear, favorecer y desarrollar un caldo de cultivo que nos permita «volar» a todos en nuestro particular ecosistema.

A modo de ejemplo:

Esta mañana nos contaban como a una enfermera de un determinado hospital, de una determinada unidad, se le ocurrió dirigir y desarrollar un proyecto de investigación que a su vez fue utilizada como tesis doctoral, que a su vez fue calificada Cum Laude, que a su vez fue premiada en un determinado congreso, pero que sin embargo en su entorno laboral, en su unidad fue críticada hasta conseguir que nunca más esta enfermera realizara ningún otro proyecto hasta el día de hoy.

Moraleja:

Es posible que junto a tí tengas un águila en un gallinero, debes saber que no basta con abrir la puerta, que lo importante es acompañarle a la cima de la montaña al amanecer, que lo fundamental es recordarle que está diseñada y capacitada para

Volar.»

Dedicado a todas las águilas que viven en el gallinero.

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