¿Cuál es el valor de un tapón? No sabemos si es una pregunta extraña en un contexto de mercado, ya que a priori es una obviedad que el precio de un tapón tiene que ser y de hecho es un precio bajo.
Tapones hay muchos, no vamos a entrar en todos los tipos de tapones que hay, pero nos vamos a quedar con uno de 1cm de diámetro y una pequeña rosca.
Este tapón es el que nos da pie a la entrada de hoy y a una pequeña reflexión sobre un tema del que hablamos de vez en cuando como es el tema de la innovación y el talento en las organizaciones sanitarias.
¿Lo más caro, es lo lo que más valor tiene?
Si formulamos la ecuación con las variables valor y precio, si que obtendremos que a mayor valor, mayor precio.
Si a esta ecuación le introducimos dos variables más, salud y emoción, la cosa ya no está tan clara.
La salud es un tipo de bien cuyo valor varia en función de su grado de carencia. En un estado de ausencia, el valor de la salud aumenta mucho más allá de su valor marginal.
Y esto es lo que nos encontramos en nuestro medio habitual de trabajo los profesionales sanitarios.
La tecnología
Hemos hablado en ocasiones que las organizaciones sanitarias nos encontramos en un momento en que las inversiones en tecnología son grandes y frecuentemente nos embarcamos en su compra sin evaluar correctamente ni los precios de mantenimiento y costes de reposición, ni los resultados en términos de coste beneficio para los usuarios.
La tecnología es necesaria y útil en nuestro mundo, ha permitido que la dimensión del proceso del tratamiento y las técnicas utilizadas para ello, hayan facilitado y acortado el proceso del diagnóstico y tratamiento de los problemas de salud.
Para el manejo de esta tecnología útil para el diagnostico y tratamiento, tendremos que reconocer que en muchas ocasiones no necesitamos grandes cosas para su control y manejo, y eso está bien dado que esto, permite que pueda ser realizado por cualquiera de los profesionales sanitarios con unas mínimas destrezas adquiridas.
El coste-utilidad
Pero en este contexto no debemos olvidar que tecnología sanitaria sin paciente no sirve.
La tecnología que compramos y la llevábamos al cuarto de los «chismes», porque cuando pasa del folleto a la habitación del paciente es farragosa e incómoda, no sirve.
Y es aquí donde ni la mirada de los profesionales ni nuestro objetivo debe distraerse.
Mirar al paciente y cada una de sus reacciones es lo primero.
Frecuentemente si miramos al paciente antes de estar programando cualquiera de las estupendas «maquinitas» que tenemos, nos pueden devolver un feedback diferente al que esperamos.
¿Cuál es volumen espiratorio que necesito? Un tapón mejor, por favor.
Prefiero un tapón que me permita hablar y transmitirte mis emociones, lo que siento y lo que necesito….. y que me mires mientras lo hago….
Perfectamente es algo que nos podríamos encontrar.
Si, probablemente ahora se puede conectar con un tema que lleva un tiempo tratando de hacerse un hueco en nuestro entorno, como es el de la humanización y que nuestra percepción, es que extrañamente la humanización es percibida como una competencia «de segunda» en lo que se refiere al valor en la relación coste-utilidad comparado con la tecnología, aunque por
El gestor y el tapón
¿Y cuál es papel del gestor sanitario?
Pues en primer lugar el gestor sanitario debería recentralizar los procesos en torno al talento.
Un profesional con capacidad de mirar al paciente, aporta mayor valor añadido al proceso salud-enfermedad que aquel con capacidad de manejar muchos de los dispositivos tecnológicos de los que disponemos.
Talento para realizar tareas técnicas no se necesita mucho, únicamente se necesita un pequeño aprendizaje, el que marque la curva de aprendizaje de la técnica de la que estemos hablando.
Talento para la observación y abstracción de lo observado, análisis de los datos y establecimiento de un plan terapéutico y de cuidados, eso ya es otra cosa.
El gestor sanitario debe observar y potenciar a estos profesionales con capacidad de realizar esta función y que por tanto poseen las competencias que al final son las que aportan mayor utilidad a los pacientes.
Una imagen vale más que mil palabras, mirar la cara del paciente te dará idea del valor que le has aportado.
1º de Gestión
Si no crees en el valor de las pequeñas cosas, pon una cuchara de café bajo un grifo.
Deja tu comentario
Debe iniciar sesión para escribir un comentario.