Será competencia del líder del equipo la gestión del rendimiento para la consecución de los objetivos de forma que se potencien cada uno de los esfuerzos con la finalidad de:
Asignar de forma adecuada las responsabilidades.
- Establecimiento de los procesos más eficaces.
- Proponer ordenes claras y sencillas sobre lo que hay que hacer, cuándo, cómo y dónde.
- Facilitar la información necesaria para la consecución del trabajo.
- Delegar la toma de responsabilidades ofreciéndose como facilitador y elemento de cohesión.
El líder del equipo tiene la responsabilidad final sobre el logro de los objetivos y por tanto del éxito. Por tanto, es a el el que le corresponde aprovechar de forma eficaz todos y cada uno de los recursos que posee para alcanzar resultados positivos. Así, el estilo de liderazgo ejercido provocará unos u otros resultados:
- Autoridad y obediencia.
- Jerarquía.
- Libertad.
Todo líder de un equipo, debe enfrentarse al riesgo que supone la toma de decisiones en el ejercicio de sus funciones. De este modo, es necesario modular las propias reacciones, deseos y voluntades para obtener los mayores beneficios comunes.
En este contexto, cada uno de los miembros del equipo, responden de manera diferente a cada uno de los estilos de liderazgo dados los individuales principios y valores. Así, el estilo de liderazgo será el responsable de la generación de la cultura de equipo y por tanto del surgimiento de principios y valores compartidos.
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