El título de la entrada de esta semana debiera ser considerado un subtitulo o apartado dentro de un todo mayor («El banco verde de nuestras organizaciones sanitarias») dado que las divisiones de enfermería son una de las piezas del puzzle que completa el engranaje de las organizaciones sanitarias ya sean hospitales u otra forma organizacional.
Hemos preferido partir desde aquí puesto que como ejercicio nos parece mucho más interesante hacer comentario autocrítico desde lo que aporta nuestro colectivo enfermero antes que difuminarlo en el todo de la organización.
Hace unos días nos contaron una historia. Una historia que anotamos en nuestro «cuadernico» ya que pensamos que merecería la pena pararse y «sentarse» a reflexionar unos minutos en ese banco que todos tenemos en nuestras vidas, ya sea en lo referente al ámbito personal o al ámbito de nuestro trabajo.
La historia está centrada en un cuartel militar, paradigma de la organización, control y orden. Cuenta como en el periodo de realización de unas reformas en un acuartelamiento militar se pintó un banco de color verde.
Dado el riesgo para la tropa de mancharse los uniformes de pintura fresca el jefe del cuartel convocó al consejo cuartelario (perdonadnos que nos expresemos así pero desconocemos las escalas jerárquicas militares) en busca de dar solución a este problema.
Tras horas de discusión el consejo decidió poner un soldado de guardia junto al banco para advertir al resto de la tropa de la inconveniencia de usar el banco,
«tenemos tropa suficiente en los equipos de guardia y hay que evitar a toda costa que los soldados durante sus paseos manchen sus uniformes».
Tomada la decisión el jefe del acuartelamiento dicta y publica la orden para el conocimiento y cumplimiento.
Y así fue, durante algunos años y algunas décadas, todos los días un soldado fue colocado junto al banco verde recién pintado para salvaguardar que la tropa se sentara allí y así evitar que manchasen sus uniformes.
25 años y unas cuantas reformas militares más adelante, llega al cuartel un nuevo capitán.
El capitán en su primera visita al acuartelamiento pasó junto al banco verde y al soldado perfectamente cuadrado y preparado para la revista del nuevo responsable.
El capitán extrañado, se detuvo junto al banco verde y pregunto al teniente que le acompañaba:
– ¿Que hace este soldado aquí?
El teniente, presa del pánico dado que esperaba otro tipo de preguntas, responde:
– Señor, está ahí…… porque siempre hubo un soldado ahí».
Nuestros hospitales, las divisiones de enfermería y el resto de divisiones hospitalarias tienen sus propios «bancos verdes», unos son visibles y evidentes otros son más sutiles y con la misma o mayor importancia, todo fruto del paso del tiempo y de la resistencia al cambio y a mantener formulas parecidas al «siempre se hizo así» o la comodidad de seguir realizando prácticas que dominamos y controlamos desechando la introducción de formulas más adecuadas a un tiempo nuevo.
Y con esto no decimos que todo lo nuevo e innovador sea mejor, pero desde luego si será un mejor planteamiento que el de todos aquellos que practican el «Cualquier tiempo pasado fue mejor» (dejemos eso para los viejos rockeros).
Es obvio que en este tiempo donde nuestras organizaciones deben, optimizar recursos, cumplir criterios de calidad y hacer ejercicios de gestión eficiente no pueden ni deben permitirse «bancos verdes».
Los procesos, criterios, estándares, modelos, protocolos deben estar en continua revisión, toda la organización debe estar en continua revisión e identificación de ese «banco».
Cuando hablamos de organizaciones sanitarias modernas, de divisiones de enfermería con vocación innovadoras la respuesta a cuales son estas debiera ser:
- Aquellas que viven continuamente preguntándose cuáles son sus «bancos verdes» para identificarlos y eliminarlos.
- Aquellas que trabajan en la continua revisión de sus procesos bajo la consideración de que
no hay ni engranaje ni maquinaria perfecta y que no necesite continuos ajustes. - Aquellas que se preguntan ¿cómo pueden mejorar?
- Aquellas que mantienen una dirección estratégica de busqueda de los» por qués» y los «comos».
Por tanto animémonos a esa autoevaluación continua a desechar las lineas continuistas y transformemoslas en procesos de evaluación y mejora continua… de la de verdad y no de la de pintura verde.
Hola, está claro que en la situación actual la identificación de bolsas de ineficiencia debería ser una prioridad de nuestras organizaciones aunque dichas ineficiencias sean en la propia estructura de mando… otra cosa es que exista suficiente distancia con los condicionantes políticos para poder actuar sobre esas estructuras.
Tanto nuestros procesos de atención como los flujos de información presentan oportunidades importantes para mejorar los resultados en nuestros usuarios pero dudo si la organización como conjunto está preparada para vivir los cambios que esas mejoras necesitarían.
No voy a comentar los varios y variopintos informes sobre ineficiencias que se pasan a los que falta rigor científico y van sobrados de maquillaje y ropajes propios del mes de febrero. Todo esto y alguna cosa más mantienen los bancos verdes en nuestros pasillos.
Nos falta autocrítica sincera, análisis desinteresados y mucha formación LEAN.