Al hablar de dirección por objetivos es necesario establecer las competencias tanto de las personas como de la organización en sí misma, que son necesarias para aplicar este estilo de dirección.

En general, las competencias relacionadas con la dirección por objetivos están relacionadas con el autocontrol, dirigir centrados en personas y la creatividad.

Todas estas competencias deben dirigir a las personas hacia aprendizajes positivos, es decir, libremente seleccionados y no impuestos por la dirección de la organización. Este tipo de conocimiento adquirido mejora la capacidad para la toma de decisiones, que en realidad es lo que se pretende.

El objetivo final de la dirección será contar con un grupo de personas motivadas y dispuestas a trabajar alineadas para alcanzar los objetivos. A cambio de este compromiso, los gestores de la organización darán a las personas exactamente lo mismo, libertad, compromiso y confianza. Esta relación reciproca terminará por establecerse como parte de la cultura de la organización y finalmente logrará un plus en la mejora de las aspiraciones que mantenga la organización.

Cuando hablamos de confianza debemos saber que esta surge en un ejercicio de mutua libertad, nunca es impuesta al otro.

Al hablar de dirección y personas es necesario introducir también el concepto de la ética que se mantiene en la relación entre las personas y en el estilo de ejercer el liderazgo de la organización. Dirigir con ética no es un criterio opuesto a alcanzar la mayor productividad en la organización, en nuestro caso, mantener y mejorar los resultados en salud para la persona y para la sociedad en su conjunto. Cuanto mayor sea el compromiso ético de las personas que dirigen la organización, menores serán los problemas que surjan a la hora de tomar las decisiones operativas para trabajar por los objetivos. Se trata, por tanto, de relacionar de manera positiva la manera de hacer de las personas con los resultados, sabiendo que el mejor resultado no es conseguido con menores niveles de comportamiento ético.

Dirigir centrados en la ética es trabajar considerando los beneficios que produce en los equipos sanitarios, la actuación justa.

Dirigir una organización sanitaria es una labor de ponerse al servicio tanto de la organización de forma global como de las personas que la componen. Por tanto, el gestor sanitario debe esforzarse en conocer en qué y cómo puede ejercer su actividad de forma que este ejercicio, sirva realmente a las personas a las que dirige. Un ambiente en el que todos los miembros son capaces de ofrecer su opinión libremente, contribuye a mejorar la confianza, disminuir la inquietud y el desconcierto, y mejorar la tranquilidad a la hora de realizar la toma de decisiones.

Se trata de fomentar un ambiente de confianza que facilite el conocimiento bidireccional de las personas, sus circunstancias y todo aquello que facilite el trabajo a la dirección y a las personas. Los ambientes de confianza favorecen entornos con un clima laboral positivo, fortaleciendo la relación entre los equipos directivos y los equipos asistenciales de los centros sanitarios.