La desigualdad en el ámbito sociosanitario viene a expresarse como la disparidad de acceso a servicios o a beneficios derivados de ellos.

Una mayor necesidad de atención sanitaria en los niveles económicos más bajos, terminan por generar un menor acceso real y efectivo a los servicios sanitarios. El impacto de las desigualdades sociales van en aumento en la sociedad actual, y salvo políticas que logren invertir las tendencias seguirán en aumento. 

La desigualdad en términos económicos no son tan importantes si nos referimos al nivel económico del país como si nos referimos a como se produce el reparto de esta riqueza. Y como venimos diciendo, la desigualdad social termina por producir una desigualdad en salud.

Desde los años 80 se vienen publicando artículos que relacionan la mortalidad con el nivel de ingresos y esta a su vez, con niveles de inversión educativa bajos. Por tanto, la educación es un factor que debe relacionarse directamente con los índices de salud y esperanza de vida.

Por otra parte, en nuestro país se relaciona el impacto de las enfermedades con la permanencia del empleo, y con la posibilidad de reinserción en el puesto laboral. Si un desempleado tiene mala salud, aún le será más complicado mantener un trabajo. 

En cuanto a la salud percibida, los estudios de salud demuestran como a medida que descendemos por los niveles socioeconómicos, se produce un empeoramiento de la salud percibida. Mientras que niveles socioeconómicos más altos, mantienen una mejor percepción en cuanto a la salud.

Decisiones sanitarias.

La escasez de recursos obligan a realizar una priorización a la hora de distribuir el gasto sanitario. Así, el envejecimiento de la población, hace necesario aumentar el gasto en recursos sociales y sanitarios. La intervención médica cada vez ofrece mejores resultados en salud, lo cual favorece el aumento de la esperanza de vida y a su vez, genera una mayor necesidad de gasto sanitario para atender a la población de edad avanzada.

La orientación sanitaria debe priorizar: 

  • El punto de vista y beneficio de la comunidad
  • La asistencia efectiva
  • La asistencia eficiente
  • La asistencia no debe ser dejada a una responsabilidad individual. Debe contener medidas que protejan a la población mayor, a los crónicos y a las personas en riesgo de exclusión social.

Por tanto, la decisión sobre la distribución de recursos debe tener en cuenta la efectividad, la eficiencia y prioritariamente la equidad.