Hemos estado reprimiendo las ganas desde hace muchas semanas de publicar una entrada reflexionando sobre un tema que nos atañe a todos los que trabajamos en las instituciones sanitarias.
Este tema es el de la gestión de los recursos humanos durante el periodo vacacional y los teóricos colapsos que sufren en verano nuestros hospitales.
Es un tema recurrente y repetitivo por lo que parece complicado de resolver ¿o no?
Lo primero que necesitamos todos de forma individual y como colectivo sanitario y a su vez miembros de una división sanitaria, médica y enfermera sobre todo, ya que somos los que con nuestra posición e imposición somos capaces de bloquear un centro sanitario y a su vez quejarnos amargamente de ello durante el verano, es trabajar nuestro sentido de pertenencia e identificación en dos vertientes:
- El paciente y sus necesidades.
- Nuestra organización
El sistema es por y para los pacientes no para hacer de él un ente a medida de los profesionales.
Entre una organización magnética, donde sea interesante trabajar y readaptar todos los procesos para otras cosas hay una ligerísima diferencia.
Durante el verano asistimos en la práctica totalidad de los hospitales del sistema Nacional de Salud a un fenómeno extraño que afecta de sobremanera a los servicios quirúrgicos, dado que es en la disminución de las intervenciones quirúrgicas donde se hace más patente y notable el tema, aunque como decimos el fenómeno afecta a toda la organización.
Vemos como la actividad quirúrgica se disminuye, por el cierre de quirófanos… o esa es al menos lo que se transmite.
De los motivos que se esgrimen destaca la falta de determinados que profesionales, que no se cubren las ausencias de personal, etc.
Hay que ser un poco más serios, escudarnos en determinados que motivos no tiene sentido.
El periodo de descanso vacacional es un periodo razonable y más que merecido en organizaciones tan duras como son las nuestras donde la presión que se ejerce no solo es laboral sino que también lo es emocional.
Pero también es lógico que no nos podamos ir todos de vacaciones en el mismo mes, que no es razonable ausencias de la plantilla habitual de hasta el 80% cuando lo aceptable para que no se resienta ni la atención ni la calidad de esta, ronda un absentismo entre el 20-30% del personal (habitual) por mes.
Si se hicera una correcta adecuación de las necesidades de los centros (de los usuarios) y de las necesidades de los profesionales, es seguro que se resentiría la actividad pero no hasta el punto que se produce actualmente.
¿Y por qué no se produce este cambio?
Evidentemente el cambio en el status quo profesional y personal va a producir una resistencia al cambio por razonable que lo veamos internamente.
Todo pasa por medidas de cambio de cultura organizacional y eso es complejo porque un cambio de cultura lleva años de duro trabajo y compromiso gestor para tratar de alinear las necesidades, las estrategias y los múltiples intereses.
Años de los que frecuentemente los gestores de nuestros centros no tienen para abordar cambios de tal calibre y deciden actuar por la resolución de otros problemas.
En este tema, no hay que olvidar que las divisiones enfermeras suelen ser divisiones bien organizadas en este sentido (aunque mejorable por lo que no debemos sentirnos carentes de responsabilidad). Casi todo el mundo comprende el hecho de la rotación vacacional, no gusta y surgen fricciones pero suele ser entendido y aceptado.
Organización y previsión es la clave, con un objetivo único, el paciente.
Nos apetece hablar también del cierre de camas, evidentemente con visión gestora pero lo dejaremos en el saco de los temas pendientes…
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